EL MAESTRO ENSEÑA, APRENDE,
DIALOGA Y CONVENCE CON LA PALABRA
La perspectiva
Hugo Aboites*.La Jornada. Opinión. Sábado 17 de septiembre de 2016.
“Otra victoria como ésta, y estaremos
perdidos”, exclamó Pirro, el belicoso general griego, cuando hizo el
recuento del precio pagado en su último enfrentamiento con los romanos.
El gobierno federal puede decir hoy algo semejante. Es cierto que los
maestros en resistencia regresaron a clases y que no lograron derogar la
reforma, pero es aún más cierto que en estos últimos tres años y
especialmente en estos casi cuatro meses entró en severa crisis el
proyecto de transformación de la educación que desde 2008 está centrado
en acorralar y perseguirlos.
La reforma educativa está muerta, señalaba Pablo González Casanova, conocedor como pocos del momento presente. Negarse totalmente al diálogo durante meses, a pesar de que estaban cerradas miles de escuelas y una tercera parte del país y una parte de la economía paralizadas por bloqueos y manifestaciones, hizo aparecer al gobierno como indiferente e incapaz de pensar siquiera en el diálogo con la otra parte. Nochixtlán agregó el peor escenario posible a una disputa por la educación: fuerzas armadas federales disparando contra una multitud, persiguiendo a heridos hasta el hospital, impidiendo la atención médica, disparando contra el techo desde helicópteros. Es decir, violaciones flagrantes a normas elementales que aún en los enfrentamientos entre ejércitos deben respetarse. Y, sin el tapujo del crimen organizado ni la excusa de corruptos policías municipales que vimos en Ayotzinapa, acá directamente asomó el rostro terriblemente represor que puede asumir el Estado mexicano.
Pero con eso no sólo la reforma, sino la actuación e iniciativas
todas del gobierno mexicano sufrieron una profunda herida en su
legitimidad y capacidad de estadista. Cuando finalmente y de la peor
manera –a regañadientes– se aceptó el diálogo, éste se convirtió en
medida distractora, sin mucha seriedad, y lo que podría haber sido un
airoso y oportuno planteamiento al comienzo del paro, se mostró como
tardía maniobra donde se hicieron propuestas que luego no se cumplieron.
Herido en su patrimonio, el empresariado se engalló contra el gobierno,
la derecha y la Iglesia encontraron el camino para perseguir la
iniciativa de matrimonio igualitario, y hasta dos candidatos
estadunidenses y Televisa han roto de manera agresiva con el Presidente,
y además, renuncias y devaluación.
Cierto, no todo es resultado del manejo erróneo del conflicto en la
educación, pero por su dimensión nacional y profundidad ha jugado un
papel muy importante en el deterioro general del clima del país. Y tiene
razón Pirro, para terminar consiguiendo este tipo de victorias, mejor
no ir a la guerra.
La situación ahora se ha vuelto más complicada. Si bien Pirro, después de la
victoria, aislado en Italia y sin apoyo, decidió pactar la paz, acá, increíblemente, se opta de nuevo por la confrontación. Si la reforma afectaba directamente la suerte de más de un millón de docentes, el propuesto recorte presupuestal impacta en la educación misma e incluye ahora nuevos polos de protesta. Los científicos han comenzado a manifestar inconformidad; rectores como el de la UNAM se pronuncian en contra y pronto seguramente los sindicatos universitarios e incluso movilizaciones estudiantiles mostrarán su inconformidad. Este es un tema dotado de una amplia convocatoria y que unifica sectores generalmente antagónicos o con posturas diferenciadas. Por el contrario, nadie o muy pocos hubieran criticado que, en una situación de crisis, a la educación se le hubiese dado una especial cobertura. Ahora, las instituciones tendrán mayores dificultades para abrir sus puertas a aspirantes; para contratar docentes-investigadores de tiempo completo; invertir en la ampliación de sus instalaciones (bibliotecas, laboratorios, aulas, cubículos); ofrecer buenos salarios a los docentes, administrativos, técnicos y manuales, y responder a las necesidades de apertura de nuevos planteles y centros de estudio. Las importantísimas tareas de difusión cultural se marchitarán, y el muy benéfico papel de los centros de conocimiento en el funcionamiento de la sociedad entrará en estado de suspensión.
Con un conflicto nacional irresuelto con el magisterio, con
los ataques al Estado laico, la inconformidad social creciente, la
deslegitimación gubernamental y ahora también los efectos de una caída
presupuestal, 2017 será un año todavía más largo para la educación y
para el país, y desastroso para la campaña presidencial y las elecciones
en 2018. Sin embargo, siempre hay una salida.
Aún en medio de profundas crisis económicas y políticas, los
gobiernos siempre tienen a su alcance variables decisivas. La apertura
del diálogo y la resolución del confrontación con el magisterio es hoy
una de esas acciones que pueden cambiar radicalmente el ambiente
nacional y alimentar la percepción de que los conflictos no surgen,
permanecen y crecen sin intervención, sino que pueden ser objeto de una
resolución rápida, decisiva y pacífica. Por el contrario, continuar en
la lógica de la mano dura sólo va a magnificar los efectos de la crisis.
Pirro, finalmente, se convenció de retornar a Grecia; uno se pregunta
¿no será posible hacerlo hoy, 2 mil 200 años de civilización después? El
general, por cierto, reincidió más tarde en la aventura militar, pero
ya había perdido toda su audacia original. Y murió al frente de sus
tropas, pero porque una anciana, desde un balcón, le arrojó una teja en
la cabeza.
*Rector de la UACM
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