EL MAESTRO ENSEÑA, APRENDE,
DIALOGA Y CONVENCE CON LA PALABRA
Trump, sí; maestros, no
Hugo Aboites *La Jornada. Opinión, sábado 3 de septiembre de 2016
Los maestros anuncian cierres
de carreteras exigiendo la reanudación del diálogo y, en respuesta, el
gobierno prepara la represión. Trump insulta y amenaza con cerrar la
frontera de manera permanente con un muro que pagarán los mexicanos; el
sector empresarial guarda respetuoso silencio y el presidente lo invita a
dialogar en Los Pinos. Aun cambiando todo lo que haya que cambiar, con
esa decisión el gobierno deja sin sustento político y ético la postura
que adopta con los de casa, los maestros, la de no dialogar y no llegar a
acuerdos. Dar un trato digno al indigno y negarlo a quienes han asumido
la tarea de ser los mentores de la nación es infligir un golpe aún más
profundo a la vapuleada dignidad del país. Son los maestros de escuelas
públicas quienes han creado las condiciones para que millones de
mexicanos, incluyendo a aquellos que en alguna apartada y polvorienta
escuela del norte pudimos aprender a leer y escribir y conocer algo de
este nuestro país. Una tarea difícil y siempre mal pagada, pero digna
como pocas.
Afortunadamente, apenas hace dos semanas el Instituto Nacional para
la Evaluación de la Educación (INEE) abrió una ruta de diálogo al
decidir la suspensión por un año de las evaluaciones a los maestros. Una
decisión importante que, en primer lugar, debió contar con la anuencia
de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Porque en un clima político
muy galvanizado se sabía que establecer una moratoria, así fuera
parcial, a la aplicación de la reforma, necesariamente tendría una
lectura política. Y así se manejó en varios medios, como un
guiñoa la CNTE. En segundo lugar, con esta decisión el INEE confirma lo que en entrega anterior planteábamos ( La Jornada, 20/08/2016), que era perfectamente válido y no vulneraba el marco legal de la reforma educativa optar por no aplicar un tipo de evaluación y dar preferencia a otro, más humano. Ahora, el INEE va más lejos y considera perfectamente legal suspender completamente, así sea por un tiempo, todo tipo de evaluación. Esta capacidad de dejar sin efecto temporal o incluso indefinidamente (como ha venido ocurriendo con la evaluación descrita en los artículos 15-20 de la ley) muestra, con toda la contundencia de los hechos, que la SEP-INEE tiene un espacio enorme de flexibilidad en la aplicación de la ley y, por tanto, un horizonte amplio de negociación. En tercer lugar, es alentador observar que esta decisión suspensiva del INEE no ha generado absolutamente ninguna crítica, comentario cauteloso o rechazo.
Ni siquiera Mexicanos Primero, organización empresarial siempre pronta a señalar con dedo flamígero cualquier
desviaciónde la ley, alguna
concesióna la CNTE, o la
politiquería en lo oscurito, como se denunciaba respecto de las mesas en la Secretaría de Gobernación. Hay que recordar que ya en el pasado, en junio de 2014, la SEP de Chuayffet suspendió por unas semanas la aplicación de una evaluación, y entonces Mexicanos Primero, junto con el propio INEE, se fueron literalmente a la yugular al secretario acusándolo de violentar la legalidad. Todo esto significa que ahora es perfectamente posible para el gobierno encontrar una salida al conflicto que no sea la de exigir la rendición incondicional y humillante (como Trump exige al gobierno), mediante la no aplicación o suspensión de una parte de la Ley General del Servicio Profesional Docente.
Lo que sigue es que el gobierno federal reconozca lo que está
ocurriendo: que sus propias acciones muestran que es posible respetar el
marco legal y responder a la demanda de que no se vulneren los derechos
de los maestros. Si con la suspensión en los hechos ha abierto una
puerta a la negociación, actuando de buena fe, ahora le corresponde
explorarla con la otra parte. Si no lo hace, incurrirá en la profunda
contradicción ética y política que significa haber abierto una puerta y
luego, sin probarla, cerrarla violentamente. Frente al país, los padres
de familia, los estudiantes y los propios empresarios que claman por el
fin del conflicto, deberá entonces explicar por qué no le apuesta al
diálogo, por qué prefiere reprimir al otro. En otras palabras, entrar en
la dinámica de desaparecer al otro, políticamente.
El presidente Rafael Correa, de Ecuador, recientemente tomó esa ruta y
ahora se dirige al absurdo: ha decretado la desaparición administrativa
de la Unión de Trabajadores de la Educación, el sindicato nacional de
maestros de ese país. Pero ni los movimientos magisteriales como el
actual ni los sindicatos que han sido fundacionales en la historia
moderna de América Latina pueden ser eliminados por decreto. Su sustento
histórico no es una ley o norma administrativa, han nacido de
inconformidades históricas tan profundas (y todavía más válidas hoy) que
no pueden dejar de hacerse sentir y reconocerse. Además, en la hora de
peligro que se avecina para la soberanía, son ellos, los más
despreciados y pobres, los que habrán de proporcionar un sustento de
dignidad y resistencia del que en este momento ya no puede prescindirse.
*Rector de la UACM
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