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Informa que no halló evidencia
científica de que así haya sido
científica de que así haya sido
No hubo incineración en Cocula, concluye el EAAF
Sin correspondencia con los normalistas,
los restos óseos encontrados
los restos óseos encontrados
Asistentes al informe del Equipo Argentino de Antropología Forense, en el Centro ProFoto José Antonio López
José Antonio Román
Periódico La Jornada. Miércoles 10 de febrero de 2016, p. 3
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF)
concluyó que no hay evidencia científica que indique que en el basurero
de Cocula se realizara la incineración en masa de los 43 estudiantes
normalistas de Ayotzinapa, como asegura la versión defendida por la
Procuraduría General de la República (PGR), con la cual pretendió dar
por resuelto el caso.
Tampoco se encontraron evidencias para establecer correspondencia
alguna entre los elementos recuperados en dicho basurero –entre ellos
restos óseos de 19 personas– y los estudiantes desaparecidos.
Las imágenes satelitales del tiradero obtenidas por el EAAF, a través
de diversas instituciones, muestran que el área de fuego en la
superficie inferior de dicho basurero –que la PGR indica como la
utilizada para quemar los restos de los 43 normalistas– ha sido
utilizada en realidad en fuegos anteriores al menos desde 2010. Por
tanto, no se puede hablar de un solo evento ocurrido el 26 y 27 de
septiembre de 2014, fecha en que desaparecieron los jóvenes.
En el dictamen pericial hecho público este martes, en el que durante
una hora se explicó la metodología y las principales conclusiones
derivadas de este estudio independiente, que llevó más de un año de
trabajo por un equipo de 30 especialistas de diversas ramas y
nacionalidades, también se señalan diversas y serias irregularidades
cometidas por personal de la PGR. Una de ellas es lo relacionado con 20
de los perfiles genéticos de los familiares de los normalistas enviados
por la procuraduría al laboratorio de Innsbruck, pues eran diferentes de
los remitidos por el EAAF, siendo de las mismas personas.
Otra inconsistencia fue la ocurrida el 15 de noviembre de 2014,
cuando peritos y agentes del Ministerio Público recolectaron evidencias
en el basurero de Cocula sin presencia ni aviso al equipo argentino,
cuando el acuerdo era trabajar de manera conjunta. En esa ocasión,
casualmente, fueron localizados 42 nuevos casquillos ‘‘debajo de una
piedra’’ colocada en una área que había sido revisada un día antes sin
encontrarse nada.
En conferencia de prensa realizada en las instalaciones del Centro
Pro de Derechos Humanos, los peritos Mercedes Dorotti y Miguel Nieva
señalaron que, en opinión del EAAF, no existen tampoco elementos
científicos suficientes para vincular los restos hallados en el basurero
de Cocula con aquellos recuperados, según la PGR, en la bolsa del río
San Juan, de donde proviene la única identificación positiva hasta al
fecha de uno de los normalistas desaparecidos, de nombre Alexander Mora
Venancio.
El dictamen –en el que se incorporó tanto un informe de sitio
como un reporte de laboratorio– ya fue entregado a la PGR, instancia a
la que se invitó a realizar una ‘‘junta de peritos’’ para analizar y
comparar los resultados alcanzados por los diferentes estudios sobre el
basurero de Cocula.
Santiago Aguirre, subdirector del Centro Pro, instancia que
representa a los padres de familia de los 43 jóvenes desaparecidos,
destacó la presentación pública y detallada del dictamen del EAAF,
sujeta así al escrutinio público, situación a la que no se ha sometido
el informe de la PGR.
Entre las conclusiones, el dictamen del equipo argentino señala que
la investigación sobre los normalistas de Ayotzinapa no puede darse por
concluida, toda vez que aún falta procesar una cantidad importante de
evidencias. Se necesita mayor tiempo de análisis de los restos óseos y
evidencia asociada. Esta tarea lleva varios meses de trabajo. Sugiere
que ésta debe ser interpretada en todas sus posibilidades, sin dar
preferencia a aquellas interpretaciones que sólo incluyan una posible
coincidencia con testimonios de los imputados.
Acompañados por los padres de familia, alumnos de la normal rural y
abogados, los dos integrantes del EAAF que presentaron el informe
informaron que el equipo interdisciplinario que participó en su
elaboración se especializa en áreas como arqueología, criminalística,
entomología y botánica forense, así como balística, dinámica de fuego e
interpretación de imágenes satelitales, entre otras.
Además, para concluir la imposibilidad científica de producir en ese
sitio un fuego con las dimensiones e intensidad necesarias para reducir a
cenizas 43 cuerpos, fue determinante confrontar la evidencia científica
con la testimonial. El EAAF señala que la información derivada de las
declaraciones de los presuntos perpetradores ‘‘presentó contradicciones,
como la forma en que se colocaron los restos de las víctimas, los
neumáticos, los troncos, y el resto del material; varía
significativamente”.
Por tanto, ‘‘no respaldamos la hipótesis de que hubo un fuego de la
magnitud requerida y de la duración informada’’, todo en función de la
hipótesis de PGR. Señalaron que aunque en el lugar se encontraron 132
casquillos, entre ellos de armas largas, los calibres de la mayoría no
corresponden al que los implicados dicen haber detonado
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