miércoles, 19 de octubre de 2016

EL EZLN Y EL CNI: SU PROPUESTA

EL MAESTRO ENSEÑA, APRENDE,  
DIALOGA Y CONVENCE CON LA PALABRA
 
EZLN Y CNI: apuesta organizativa muy audaz
Magdalena Gómez. La Jornada. Opinión., martes 18 de octubre de 2016
(Ver más abajo:El EZLN, el CNI y las elecciones Luis Hernández Navarro. La Jornada. Opinón, martes 18 de octubre de 2016)
Reconozco que resulta lugar común calificar de audaz el proyecto organizativo que acordaron y anunciaron el pasado 14 de octubre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el Congreso Nacional Indígena (CNI) en el contexto del quinto Congreso Nacional Indígena y la conmemoración del vigésimo aniversario del CNI. En especial tratándose del EZLN, ¿qué mayor audacia?: justo el día en que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) le asestó al salinismo la sorpresa de una organización político-militar, de composición mayoritariamente indígena que le declaró la guerra al gobierno por la vía armada. Al estupor gubernamental le siguió el mensaje so­cial masivo en favor de la paz que obligó al cese unilate­ral al fuego decretado por Salinas de Gortari a escasos 12 días de iniciado el conflicto. El zapatismo supo escuchar y se sumó a una tregua que ya cumplió 22 años, tiempo en el cual, pese a múltiples provocaciones y agresiones, se ha sostenido. En el camino, el EZLN ha impulsado muy diversas iniciativas, unas más exitosas que otras, pero la más destacada y triunfante es la construcción de autonomías de hecho expresadas en las juntas de buen gobierno, derivada de ellas la escuelita zapatista y el seminario el pensamiento crítico y la hidra capitalista.
Me cuento entre quienes consideran que, si bien el capitalismo afecta por igual a obreros, campesinos, empleados, jóvenes, estudiantes, maestros entre otras y otros, es en el centro de los pueblos indígenas donde el zapatismo ha sembrado un parteaguas histórico. Desde ahí promueve una de las luchas más antisistémicas, cuestión que por cierto no es compartida por sectores que les han acompañado. Bien, pues el comunicado Que retiemble en sus centros la tierra, en efecto nos impacta y obliga a reflexionarlo y ello no resulta ciertamente sencillo. La inclinación inmediata es colocar la atención en la posible participación del EZLN y el CNI con una candidatura independiente encabezada por una mujer indígena y derivado de ello aparece como un viraje inexplicable, pues asumíamos que la opción electoral no estaba en el horizonte de esas fuerzas. Sin embargo, en el texto del comunicado hay elementos para salir de ese apuro, dirían las abuelas. Reiteran posturas indeclinables: decimos con firmeza que nuestra lucha es abajo y a la izquierda, que somos anticapitalistas y que se ha llegado el tiempo de los pueblos, de hacer vibrar este país con el latir ancestral del corazón de nuestra madre tierra. Y anuncian : “este quinto Congreso Nacional Indígena determinó iniciar una consulta en cada uno de nuestros pueblos para desmontar desde abajo el poder que arriba nos imponen y que nos ofrece un panorama de muerte, violencia, despojo y destrucción. Anuncian una consulta y su objeto, se declaran en asamblea permanente: consultaremos en cada una de nuestras geografías, territorios y rumbos el acuerdo de este quinto CNI para nombrar un concejo indígena de gobierno cuya palabra sea materializada por una mujer indígena, delegada del CNI como candidata independiente que contienda a nombre del Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el proceso electoral del año 2018 para la Presidencia de este país.
Ese fue el acuerdo y los resultados de la consulta definirán su rumbo. Sin embargo, ya ciertos medios se apresuran a declarar como un hecho lo que se va a consultar y anuncian que el EZLN apuesta por la vía electoral, que dio un viraje y, como no pueden negar que tienen derecho a transitar por la vía electoral, ya hasta se preguntan y cuestionan, ¿por qué sectorial? Es decir, por qué indígena, y omiten decir por qué una mujer indígena.
Mi impresión es que la consulta de ese preciso acuerdo es el equivalente a su declaración inicial en 1994, de que tuvieron que taparse la cara para que los vieran. Hoy recurren a consultar sobre un tema en el que implícitamente, ideológicamente, tanto la clase política como los partidos políticos los consideran ajenos, es su cancha. ¿Cómo se atreven? Con toda esa parafernalia desatada, se movilizarán a lo largo y ancho del país para consultar, ya nos dirán cuál es la siguiente etapa.
Ignoro si los veremos apresurados cumpliendo con la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales para formar una asociación civil, darla de alta ante el Servicio de Administración Tributaria y abrir una cuenta bancaria para ese fin. Luego con la calidad de aspirante, reunir en 120 días más de 800 mil firmas de electores de por lo menos 17 entidades federativas. Si así fuera están en su derecho. Yo reafirmo el consejo de que nos apeguemos a su texto y con él por lo pronto me quedo: “Ratificamos que nuestra lucha no es por el poder, no lo buscamos; sino que llamaremos a los pueblos originarios y a la sociedad civil a organizarnos… construir la paz y la justicia rehilándonos desde abajo, desde donde somos lo que somos”.
Cuidado con asumir territorios vedados.

El EZLN, el CNI y las elecciones
Luis Hernández Navarro. La Jornada. Opinón, martes 18 de octubre de 2016
(Ver más arriba: EZLN Y CNI: apuesta organizativa muy audaz Magdalena Gómez. La Jornada. Opinión., martes 18 de octubre de 2016)
El EZLN y el CNI acordaron consultar, con pueblos y comunidades, la postulación de una mujer indígena como candidata a la Presidencia de la República en los comicios de 2018. La decisión ha levantado una enorme polémica. Unos ven en la determinación un giro de 180 grados en su línea de acción. Otros, su ingreso a la política. Algunos más, una maniobra en la formación de una coalición anti-Andrés Manuel López Obrador.
Estas tres opiniones son, además de equivocadas, prejuiciosas. Están basadas en la desinformación y en un esquema analítico que tiene como punto de partida: quien no está conmigo, está contra mí. Estos puntos de vista desconocen la historia y la trayectoria política, tanto del EZLN como de las organizaciones indígenas que forman parte del CNI.
Desde que el EZLN emergió a la vida pública no ha sido una fuerza abstencionista. No ha llamado a la abstención ni al boicot electoral, sino a organizarse y luchar. Y, al menos en una ocasión, promovió el voto por un candidato.
En los comicios presidenciales del 21 de agosto de 1994, llamó a votar contra el PRI, como parte de su lucha contra el sistema de partido de Estado y del presidencialismo. Es más, el 15 de mayo de ese año, en Guadalupe Tepeyac, las bases zapatistas y el subcomandante Marcos recibieron al candidato del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, y a su comitiva. Los rebeldes los saludaron y reconocieron que el entonces candidato los había escuchado con atención y respeto. De paso, criticaron al sol azteca.
Unos cuantos días después, mediante la Segunda Declaración de la Selva Lacandona, convocaron a una Convención Nacional Democrática de la que emane un gobierno provisional o de transición, sea mediante la renuncia del Ejecutivo federal o mediante la vía electoral. Este proceso –señalaron entonces– debería desembocar en la redacción de una nueva Carta Magna y en la realización de nuevas elecciones.
Al poco tiempo, el EZLN se sumó a la postulación del periodista Amado Avendaño como candidato de la sociedad civil a la gubernatura de Chiapas. Y, a raíz del fraude electoral que abortó su triunfo, lo reconoció como gobernador en rebeldía y lo trató como tal.
A finales de 2005 los zapatistas llamaron a organizar un gran movimiento nacional para transformar las relaciones sociales, elaborar un programa nacional de lucha y crear una nueva constitución política. En este marco, impulsaron la otra campaña, una iniciativa de política popular desde abajo y a la izquierda, independiente de los partidos políticos con registro, de corte anticapitalista.
Aunque la otra campaña nunca llamó a abstenerse ni a boicotear las elecciones, criticó acremente a los candidatos de los tres principales partidos políticos, incluido Andrés Manuel López Obrador. Cerca ya de las elecciones del 2 de julio de 2006, pasada ya la represión a San Salvador Atenco (3 y 4 de mayo de ese año) que cambió la dinámica de esta iniciativa política, en un acto en el cine Revolución de la Ciudad de México, el subcomandante Marcos se opuso personalmente a cuestionar a quienes pensaban sufragar. El que quiera votar, que vote, dijo allí.
A los zapatistas se les quiso responsabilizar del resultado final de los comicios de 2006 e incluso del fraude que le arrebató el triunfo en las urnas a Andrés Manuel López Obrador. Hace unos días, el dirigente de Morena denunció que en aquellas jornadas, el EZLN y la iglesia progresista habían orientado a no votar por él (cosa que nunca sucedió), ayudando indirectamente a robarle las elecciones. Desde entonces, el debate ha sido amargo e intenso. No ha dejado de serlo a pesar de que han transcurrido más de 10 años.
Durante años, la posición de los zapatistas no varió. Así lo refrendó el subcomandante Moisés, en el comunicado titulado Sobre las elecciones: organizarse, con fecha de abril de 2015. Allí advierte: “En estos días, como de por sí cada que hay esa cosa que llaman ‘proceso electoral’, escuchamos y miramos que salen con que el EZLN llama a la abstención, o sea que el EZLN dice que no hay que votar. Eso y otras tonterías dicen”.
Más adelante aclara la postura rebelde sobre la coyuntura electoral de ese año: Como zapatistas que somos no llamamos a no votar ni tampoco a votar. Como zapatistas que somos lo que hacemos, cada que se puede, es decirle a la gente que se organice para resistir, para luchar, para tener lo que se necesita.
El reciente documento conjunto del EZLN y el CNI, Retiemble en sus centros la tierra, representa un cambio de posición de los rebeldes. Pero no de 180 grados, porque nunca han sido abstencionistas.
Allí se llama a incursionar en una nueva forma de acción, que tiene como eje central la participación directa en la coyuntura electoral, como una forma de resistencia, organización y lucha. De colocar a los indígenas y a su problemática en el centro de la agenda política nacional. De hacer visibles las agresiones contra los pueblos originarios. De construir el poder de los de abajo. La decisión no significa el ingreso del EZLN a la lucha política. Los zapatistas siempre han estado allí. Nunca han dejado de hacer política desde que irrumpieron en la vida pública levantándose en armas en 1994. Se puede o no estar de acuerdo en la política que han hecho, pero reducir participación política a acción electoral en una coyuntura es una tontería.
Lo mismo puede decirse de las organizaciones que integran el CNI. La movilización de los purépechas de Cherán (una experiencia clave en el nuevo curso de la lucha indígena) por el reconocimiento de su autogobierno y autonomía es esencialmente política. También la experiencia de autodefensa náhuatl de Ostula, o la defensa de la comunidad otomí Xochicuautla de su territorio y recursos naturales.
Nadie tiene el monopolio de la representación política de la izquierda mexicana. Esa representación se gana día a día en la lucha. Acusar a los zapatistas y al CNI de hacerle el juego al gobierno porque pretenden participar electoralmente en 2018, al margen de los partidos políticos, es una muestra de prepotencia e intolerancia. A final de cuentas, será la sociedad mexicana en lo general y los pueblos indios en particular, los que decidirán si este camino es o no útil para transformar el país.


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