sábado, 27 de mayo de 2017

DOLOR INDESCRIPTIBLE

EL MAESTRO ENSEÑA, APRENDE, 
DIALOGA Y CONVENCE CON LA PALABRA

Dolor indescriptible
La Jornada. El Correo Ilustrado, lunes 22 de mayo de 2017
Resulta difícil leer la carta escrita a Javier Valdez por su hijo sin que se forme un nudo en la garganta (ver más abajo); imposible sentir la magnitud del dolor de su familia. Inimaginable que haya sujetos que terminen así con la vida de personas honestas, valiosas, trabajadoras y que sean asesinadas sin más motivo que silenciar su voz crítica y documentada. Lo peor es que todos estamos expuestos a tener el mismo fin, debido a la delincuencia y la inseguridad imperante en nuestro país (n. del e. y a la apatia, a la indiferencia, a la abulia, a la dejadez, al "me vale madre", al "a mi que", al conformismo y un largo etcétera).
Ayer leímos la epístola de un hijo deshecho por el dolor, que se atrevió a escribir su sentir. Y pensar que desde el sexenio anterior ha habido asesinatos de decenas de miles de personas que no lo han plasmado en páginas, pero que experimentan un dolor tan grande como el de la familia del periodista, que se acentúa con los discursos y las promesas fáciles de quienes deberían dar con los responsables, materiales e intelectuales, pero más, con quienes permiten, desde el poder, que estos crímenes no sólo sigan sucediendo, sino que se incrementen, dejando a escritores que sin papel ni pluma escriban su dolor con lágrimas e impotencia. Fernando Quiroz Nácar

Crimen contra la libertad 
A mis hijos les diré lo valiente y chingón 
que fuiste, exclama en una carta  
No dejemos solo a mi padre; él luchó por muchos, demanda el hijo de Javier Valdez
La Jornada, Sábado 20 de mayo de 2017, p. 4
No olvidar el trabajo valiente de su padre, pide Francisco Javier Valdez Triana, hijo del escritor y periodista Javier Valdez Cárdenas, asesinado en Culiacán el lunes 15 de mayo. El joven publicó en Facebook una despedida al corresponsal de La Jornada y cofundador de Ríodoce. Padre, ¿dónde estás?, pregunta.
A continuación se reproduce el texto íntegro:
Padre, ¿dónde estás, dónde estás? Te busco en todas partes, en cada espacio, en cada objeto que palpaste; te busco en mi sueños, pero no te veo. No veo tu cara, tu cuerpo grande y ya desgastado, ya con medio siglo.
Medio siglo luchaste por muchos, diste lo que tenías, entregaste lo más humano de ti a nosotros, tus hijos y a mi hermosa madre. Ahora, ¿quién me ilustrará, quién me regalará libros a montones, quién me abrazará como tú lo hiciste, quién me aplaudirá en mis logros, quién me brindará el amor tan cálido?
Me han dejado sin tu amor, sin la mitad de mi corazón. Me robaste el corazón, te ganaste mi cariño, te di lo mejor de mí: mi amor. Te puedo sentir, en cada paso, en cada verso que leo, en cada poema que escribiste y escribí.

Me quedé con tu música, con tus películas, con tus libros, con tus lentes, con tus plumas sin tinta, con tus abrazos, tus besos, tus sonrisas; te conozco de la forma más profunda. Ahora, ahora te tengo en mis brazos, y te abrazo y te apapacho cómo tú lo hiciste cuando yo era un bebé. Ahora me toca a mí, ahora camino contigo, nos tomamos una cerveza, cantamos juntos.
Iré a ver el amanecer más seguido, iré a observar a los patos en su temporada, iré a los lugares que frecuentabas, abrazaré a cada persona que me recuerde a ti, porque será como abrazar tu amor en otros, será como abrazarte a ti y volver a sentirte.
Eres la persona que más me ha motivado. Tal vez seamos muy diferentes, pero eres el mejor ejemplo que tengo en mi vida, porque siempre hiciste lo que quisiste, lograste lo que muchos quisieron, te desvelaste, lloraste, cantaste, bailaste, sonreíste en momentos tan turbios de tu vida. Ahora estás en paz, y es lo que yo quiero para ti. Y no dudes que les hable a mis hijos de ti, les diré lo valiente y chingón que fuiste, emularé todo mi amor en ellos, y para mí será la forma de mantenerte vivo, de mantenerte conmigo y con todos. 
Ya muerto, yo te dije al oído que nunca te íbamos a olvidar, y así va a ser papá: voy a alzar tu brazo en cada progreso, voy a saludar cómo tú lo hacías, porque yo soy tú. Cada vez que se haga justicia va a ir en nombre tuyo también. 
Es sólo un poco de lo que te quiero decir, y que cuando vuelvas, aquí tendrás tu casa, tu silla, tu café y todo nuestro amor de todos los que te amamos. 
No dejemos a mi padre solo, él ocupa la ayuda de todos. Es todo lo que les pido.
(n. del editor: No estás solo. Ni un@ más)

No hay comentarios:

Publicar un comentario