EL MAESTRO ENSEÑA, APRENDE,
DIALOGA Y CONVENCE CON LA PALABRA
Unisur/IEMS
Hugo Aboites*. La Jornada. Opinión. 22 de agosto de 2015
Estamos ya viviendo en
la educación media superior y superior la extensión de la agresión que
tocó primero a las normales, a los maestros y a las escuelas públicas de
educación básica. Desde hace décadas el Estado redujo sustancialmente
el financiamiento a bachilleratos y universidades públicas y dio paso al
surgimiento de miles de establecimientos privados –la mayoría,
negocios– con reconocimiento oficial y que son, como señala la
Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior
(Fimpes), de muy cuestionable nivel académico. Aunque se benefician de
recursos públicos (como becas gubernamentales) en 2013 quedaron exentas
de la evaluación punitiva de la reforma y, finalmente, hoy ninguna de
ellas recibe el señalamiento, el trato y el cuestionamiento fruto de la
campaña contra la educación pública, y sobre todo contra los modelos más
estratégicos, creativos y con mayor vocación incluyente y pública que
han surgido en respuesta a la avalancha neoliberal en la educación.
Un ejemplo es el desdén y maltrato que sufre un modelo universitario
arraigado a las comunidades de la Costa Chica y la Montaña guerrerense,
profundamente leal a su contexto, dotado de entusiasmo y compromiso de
profesores y estudiantes de instituciones sólidas y solidarias, fincado
en la determinación de grupos campesinos e indígenas que abiertamente
así se rebelan contra un destino de pobreza y subordinación. Con muy
escasos recursos, la Universidad de los Pueblos del Sur (Unisur) impulsa
carreras como Gestión ambiental comunitaria, Lengua, cultura y memoria,
Gobierno de municipios y territorios, además de Justicia y derechos
humanos, que funcionan a pesar de la oposición y negativa de apoyo y
reconocimiento de gobiernos estatales y de la SEP federal.
Otro modelo cuestionado es el de las prepas del Instituto
para la Educación Media Superior (IEMS)del Distrito Federal que, junto
con la UACM, a propósito de resultados de evaluaciones del INEE (que ni
siquiera se aplicaron a sus estudiantes), son objeto de propuestas (como
la de incorporarse a la UNAM) con la intención de desaparecerlas del
mapa. Como la Unisur, son instituciones que definitivamente no caben en
el perfil de educación
de calidadque –a golpe de evaluaciones– está estableciendo en el país Mexicanos Primero (MP, grupo de empresarios, encabezado por Claudio X. González, vinculado con televisa) y el INEE (Instituto Nacional de Evaluación Educativa). En un contexto de redoblada hostilidad, como este, es perfectamente válido demandar al gobierno local y federal que apoyen y defiendan expresiones educativas que han sido legitimadas y, en el caso de la ciudad de México, apoyadas financieramente por la ALDF y el GDF, pero que, además, representan una contribución única al decrépito escenario educativo nacional. No hacerlo sería resignarse como ciudad a la ruta que siguen otras entidades y convertir al DF en simplemente una estación repetidora de la propuesta de MP, OCDE e INEE. Y significa aceptar el deterioro para la educación de niños y jóvenes que significa la carga de burocratismo y conflictividad de la reforma educativa.
Un sistema local de educación copado por las evaluaciones y
las estructuras burocráticas de la reforma educativa tendrá maestros
preocupados por cumplir estrictamente con los requerimientos de la
burocracia central federal a fin de no ser castigados, y dejará muy en
segundo lugar lo importante: cómo mejorar la educación, como abrir más
espacios para los jóvenes. De ahí que si la pregunta es cómo resolver el
problema de los rechazados en la ciudad de México, la mejor opción es
apostar a la creatividad y al dinamismo que generan instituciones con un
proyecto incluyente y centrado en la mejoría, no en la evaluación.
Porque, además, estas experiencias independientes y autónomas tienden a
crear redes de apoyo, no sólo en términos de solidaridad, sino también
de fortalecimiento académico y de beneficio para los estudiantes. Con la
firma de un convenio en El Rincón, Guerrero, hace dos semanas, los
programas de la Unisur quedaron definitivamente incorporados a la UACM, y
los egresados de las prepas del IEMS desde hace años tienen
acceso directo a los estudios superiores en esa universidad, pero
también desde hace años esta institución autónoma da cabida a jóvenes
que son parte de la larga cadena de luchas que desde los años 90 exigen
el derecho a la educación para todos. En los centros de reinserción del
DF ofrece carreras como Derecho; Ciencia política y administración
urbana, así como Creación literaria, y abre sus aulas a sus trabajadores
y sus hijos. Ejemplo de cómo una universidad autónoma comprometida con
su ciudad y sus jóvenes puede cobijar múltiples iniciativas.
Otras podrían ser de mayor alcance y contribuir a resolver en un
plazo relativamente corto los problemas más graves del rechazo que
sufren los jóvenes en la educación media superior y superior. Nacidos
gracias a la movilización de jóvenes en 1999-2000, la UACM y el IEMS
pueden retomar su origen como proyecto esencial, si existe la voluntad
audaz del gobierno y la Asamblea. Como demuestran las numerosas
iniciativas de otra educación en Chiapas, Oaxaca, Michoacán y Guerrero,
no es sabio menospreciar el potencial de transformación que en el aula y
la escuela, desde abajo y desde los pueblos y comunidades abandonadas,
pueden generar maestros comprometidos con su trabajo. Ellos ofrecen todo
lo que la reforma burocrática y punitiva intenta sofocar.
*Rector de la UACM
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