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Familia de normalista rechaza
conclusiones de la autopsia
México, DF. Según
la autopsia realizada por los médicos forenses del Ministerio Público
de Iguala al cuerpo del estudiante de Ayotzinapa, Julio César Mondragón
-a quien le fue arrancado el rostro-, esa lesión fue provocada post mortem
“por la fauna nociva que se encontraba en el lugar”. La causa de la
muerte, según este peritaje, fue un edema cerebral por fracturas
múltiples del cráneo.
La familia Mondragón Fontés, que reside en Tenancingo, Estado de
México, finalmente tuvo acceso a la constancia de la necropsia que había
solicitado insistentemente desde hace nueve meses -a raíz de la matanza
de seis personas y desaparición de 43 normalistas el 26 de septiembre
de 2014- de inmediato descartó las afirmaciones del forense.
Los Mondragón Fontés y la esposa del joven asesinado, Marisa Mendoza,
sostuvieron en un comunicado que el expediente del caso, radicado en el
estado de Guerrero, demuestra “una falta absoluta de respeto y de
profesionalismo, además de que evidencia el desinterés por resolver el
caso”.
El homicidio de Mondragón es investigado por el fuero común de
Guerrero. La averiguación previa 212/2014 está separada del expediente
sobre el caso Ayotzinapa que fue atraído por la PGR 10 días después de los
hechos. Por este caso están detenidas, según información oficial, 102
personas. Por el de Mondragón ninguna, ya que un policía municipal de
Iguala, Luis Francisco Martínez Díaz, que fue detenido en febrero en el
Distrito Federal y arraigado en un penal de Veracruz, fue liberado un
mes después sin que autoridad alguna le informara nada a la defensa
legal de la familia, representada por la abogada Sayuri Herrera.
Por su parte, el médico Roberto Loewe, perito reconocido en casos de
tortura y fundador del Colectivo contra la Tortura y la Impunidad,
señala que el análisis de las fotografías del cuerpo inerte, pero
intacto con el rostro desollado, exhibe las lesiones de cortes limpios a
partir de los cuales se procedió al retiro de todo el tejido facial
hasta el hueso. De una primera observación, nada indica huellas de
mordidas caninas o de otro animal. “Excluyo totalmente esa posibilidad”,
expuso en entrevista telefónica.
En un comunicado suscrito por amigos y familiares de Mondragón, se
expresa que a nueve meses de los hechos de Iguala “nos seguimos
preguntando ¿quienes torturaron y ejecutaron a Julio? ¿Porqué lo
trataron con tanta saña? ¿Porqué no han hecho nada serio las distintas
procuradurías para investigar el hecho?”.
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