jueves, 7 de julio de 2016

DIÁLOGO NACIONAL POR LA EDUCACIÓN

EL MAESTRO ENSEÑA, APRENDE, 
DIALOGA Y CONVENCE CON LA PALABRA

Diálogo nacional por la educación

Adelfo Regino Montes. La Jornada. Opinión, 7 de julio de 2016

Ante el grave conflicto magisterial que vive el país, la afirmación irreductible hecha por el presidente Enrique Peña Nieto en su gira de trabajo por Canadá de que “[…] lo que no está el gobierno dispuesto a hacer es negociar la ley, ni ésta ni cualquier otra ni la ley educativa, ninguna otra está sujeta a negociación […]” corresponde a un régimen absolutista, en el que las leyes y normas jurídicas son inmutables y estáticas, teniendo como fuente la única y exclusiva voluntad del soberano. Con esta firmeza y claridad, el titular del Poder Ejecutivo ha mostrado al mundo su peculiar estilo de gobernar, en el que sólo cuentan las decisiones e intereses de la clase gobernante, en detrimento de la voluntad mayoritaria del pueblo.

Esta visión autocrática y monista del derecho está en abierta contradicción con dos de los postulados fundamentales que sustentan un régimen democrático: por un lado, el reconocimiento de que la soberanía reside esencial y originariamente en el pueblo y que el poder público se instituye para beneficio de éste, como lo establece el artículo 39 de la Constitución federal, y por el otro, la posibilidad de que este ordenamiento constitucional pueda adicionarse y modificarse en los términos establecidos en el artículo 135 de la Carta Magna.

Este principio constitucional, que se aplica a todo el conjunto del ordenamiento jurídico estatal, está plenamente acreditado por la teoría jurídica contemporánea. A este respecto, Rolando Tamayo y Salmorán, en su libro titulado Sobre el sistema jurídico y su creación afirma que “[…] los sistemas jurídicos no pueden encontrarse ni acabados ni en reposo. Por el contrario, los órdenes o sistemas jurídicos están siempre en movimiento continuo. Cambian constantemente de entidades y, por tanto, de criterios de identidad. El llamado ‘sistema jurídico’ no es sino una sucesión de sistemas jurídicos momentáneos, un proceso constante de creación normativa”.

Tomando como referencia las ideas de este destacado jurista mexicano, ninguna norma constitucional o legal que forma parte del sistema jurídico mexicano se encuentra escrita en piedra o permanece de manera estática, sino que está en un proceso constante de creación y transformación, tomando en cuenta el gran dinamismo de nuestras sociedades y el alto grado de injusticia y desigualdad que existe en el país.

Es en este marco normativo y conceptual como se debe atender y trazar una ruta de solución, especialmente en los diálogos que se están realizando en la Secretaría de Gobernación, a la exigencia del magisterio nacional de revisar y modificar las reformas a los artículos 3 y 73 de la Constitución federal aprobadas por el Constituyente Permanente en 2013, y sus respectivas leyes secundarias, en particular la Ley General de Educación, la Ley General del Servicio Profesional Docente y la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.

En este proceso de revisión y modificación se deberán tomar en cuenta las exigencias realizadas por el magisterio y la sociedad en general, a fin de construir un nuevo modelo educativo nacional. En particular, deberán considerarse los planteamientos que en diversos momentos han realizado los pueblos indígenas para que se reconozca el principio de la interculturalidad en el artículo tercero de la Carta Magna, como uno de los criterios rectores de todo el sistema educativo nacional.

Sobre esta base se tiene que revisar la cuestión de la evaluación educativa, que es uno de los puntos críticos de la reforma, para que en su implementación se tome en consideración la diversidad étnica, cultural y lingüística de nuestro país, así como las particularidades y aspiraciones específicas de los pueblos indígenas, en los términos dispuestos por el artículo 2 de la Constitución federal y los instrumentos internacionales en la materia.

Por eso, ante la gravedad del conflicto que se vive en diversos estados del país y por las evidentes resistencias del gobierno federal y de otros actores políticos para realizar la revisión constitucional y legal en materia educativa, es necesario convocar desde la sociedad civil a un amplio proceso de diálogo nacional, participativo e incluyente, que tenga como propósito fundamental analizar y construir propuestas e iniciativas para una auténtica reforma educativa que, con la voluntad de todas las partes, sea sometida al Constituyente Permanente a fin de hacer las modificaciones constitucionales, legales e institucionales que correspondan, y que sea el sustento de un nuevo modelo educativo nacional.

Se trata de una iniciativa que tiene el propósito de fortalecer la vía del diálogo como mecanismo idóneo para resolver el conflicto en cuestión, evitando el uso de la violencia que, como hemos visto en la represión de Nochixtlán, sólo ha traído mayor crispación y desolación para nuestra sociedad. Un diálogo que sea el mejor antídoto de las actitudes de desesperación de los distintos actores gubernamentales, que por distintos medios pretenden socavar y descalificar las legítimas aspiraciones del magisterio democrático, de nuestros pueblos y de la sociedad en su conjunto.
Tozudez condenable

Manuel Pérez Rocha. La Jornada. Opinión, 7 de julio de 2016

Diálogo: a) Escuchemos a los gobernantes: “La aplicación de la evaluación al magisterio garantiza que quienes enseñen serán los docente idóneos; así, la educación va a ser de ‘calidad’ y se van a resolver todos los problemas del país”.

b) Escuchen Nuño, Peña Nieto y acompañantes: esta es su simplista y falsa argumentación para justificar acciones que se han traducido ya en la pérdida de varias vidas humanas y un grave desgaste del mismo sistema educativo.

c) Escuchemos: “La aplicación de la evaluación…”. Y así, ad eternum. Repetido hasta el cansancio, su tozudo discurso (Peña, Nuño y acompañantes) ha logrado convencer a quienes, como ustedes, pasan por alto que la educación es quizá el asunto más complejo al que nos enfrentamos, tanto desde el punto de vista individual como desde el social.

Discusión: Un signo de la complejidad de la educación lo aporta el hecho de que ésta es, desde hace siglos, objeto de estudio y ricas discusiones en disciplinas como la filosofía (la ética, la epistemología, la filosofía política), la pedagogía, la historia; más recientemente de la sociología, la sicología, la antropología (en especial la etnografía), la economía, la biología, y ahora las neurociencias. Desde hace unas tres décadas, la administración, la disciplina más pobre en el ámbito académico, y como resultado del imperio de la ideología neoliberal, ha pasado a dominar la pragmática perspectiva educativa de muchos gobernantes, entre ellos ustedes.

Peña y Nuño: su reforma educativa no es más que un proyecto inaceptable, premoderno, de administración de recursos humanos mediante el miedo y el soborno. Por unas semanas, fue esperanzadora la creación de un Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), autónomo, responsable de evaluar al sistema educativo nacional y supuestamente dirigido por especialistas en la materia, pero este instituto ha resultado un fraude. Ha traicionado su estatuto autónomo y se ha puesto al servicio de ustedes, de los charros del SNTE y compañía (incluso los escoltan en ceremonias políticas), e ignorando la complejidad de la tarea ha reducido su perspectiva a la de la técnica, específicamente a una visión muy simplona de sociometría, y a la de la sicometría, caduca y profundamente antipedagógica especialidad de la sicología.

Ni ustedes, ni quienes los secundan, dan una argumentación sólida de su propagandista discurso, ni evidencias producto de alguna investigación. La afirmación de que las evaluaciones que están aplicando garantizan que los maestros serán los idóneos para la enseñanza de los niños mexicanos, y que con ello se garantiza la educación de calidad y la salvación de la patria, implica una serie de falsedades.

Es falso que las pruebas que se están aplicando a los maestros determinen la idoneidad o no de los sustentantes; ni siquiera se ha definido un perfil del maestro idóneo para cada nivel y circunstancia. Y esto no puede hacerse porque tampoco se ha definido el modelo educativo (filosófico y pedagógico) que se busca con la reforma. La tarea del Estado no es garantizar una educación de calidad; se les ha señalado, con fundamento, aunque no lo escuchan, que ese término calidad carece de contenido. 

Precisamente por su inanidad es bueno sólo para la engañosa publicidad comercial y política. Todo fabricante de jabones puede presumir que su producto es de calidad, siempre será de buena calidad, de mediana calidad o de mala calidad. La palabra calidad nada dice, es eficaz porque sólo sugiere, sin dar alguna posibilidad de que se cuestione su significado.

La tarea del Estado es garantizar una educación con las cualidades específicas que determina el artículo tercero constitucional: “desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentar el amor a la Patria, el respeto a los derechos humanos y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia (…) será laica, se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios (…) [El criterio que la oriente] será democrático, considerando la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo…” ¿Lo conocen en la SEP y en el INEE?

Estos son criterios para armar un modelo serio de evaluación del sistema educativo nacional, que valore los proyectos de reforma educativa, a los funcionarios de la SEP y también a los maestros, pero con esquemas consecuentes con estos principios y respetuosos de los derechos de todos.

También es falso que la educación sea la panacea. Es interesado afirmar, como hacen ustedes –Nuño y Peña Nieto–, atendiendo el criterio de Mexicanos Primero –que sólo la educación de calidad cambia a México. Aquí está ya implícito el decimonónico aserto de que todos los males del país obedecen a las deficiencias de la educación y de los maestros; es una forma de ahuyentar el análisis y juicio de lo que verdaderamente determina los graves problemas nacionales: un sistema económico político inhumano, injusto, destructor, que es urgente cambiar. Su mal llamada reforma educativa es parte de su proyecto político y económico que pretende imponer, particularmente en el riquísimo sur-sureste del país, un régimen de explotación al servicio de los capitales extranjeros (y algunos nacionales), para ello tienen que dar garantías a la inversión (esto es, aniquilar cualquier autonomía o disidencia).

Al pueblo le ofrecen empleos, pero históricamente el capitalismo ha demostrado su incapacidad para incorporar a toda la población. La informalidad, la economía no monetarizada y el desempleo (crecientes aun en el moderno y competitivo México del norte) no son producto de políticas económicas equivocadas, o de deficiencias administrativas, crecen en todo el mundo como resultado de la forma en que el capital hace uso del conocimiento científico y técnico para garantizar las utilidades. El proyecto que ustedes pretenden imponer significaría el abandono de más de la mitad de la población de esas zonas del país, en la práctica un genocidio monstruoso.

La urgente distensión de las fatales turbulencias de hoy, expresamente buscadas con esta reforma por la oligarquía mexicana organizada (declaraciones públicas de Mexicanos Primero), se abrirá paso con la suspensión inmediata de su contrarreforma laboral, la superación de diálogo simulado, y la discusión rigurosa, argumentada, de una auténtica reforma educativa
El error es del gobierno

Octavio Rodríguez Araujo. La Jornada. Opinión. 7 de julio de 2016

Gobernar no es imponer, es consensuar mediante el diálogo y la negociación. Cuando un gobierno impone determinadas medidas a la sociedad, lógico es que ésta proteste. Si además insiste en su verdad, la protesta social crece, y si la reprime ésta se expresa al margen de las instituciones. Es entonces cuando el gobierno demuestra su incompetencia y el momento en que las instituciones son desbordadas al no poder cumplir el papel para el que fueron creadas: atender las necesidades y las demandas de la población.

El nivel de competencia de un gobierno que se precie de no ser una dictadura se demuestra por su capacidad para resolver problemas, no por su contrario: crearlos y escalarlos hasta el nivel del descontrol. Si una vez que un gobierno ha perdido el control se usa la fuerza como remedio, deberá saber que apaga un fuego, pero surgirán muchos más. Si persiste en usar la fuerza terminará gobernando sobre bayonetas y la democracia, poca o mucha, desaparecerá del mapa para convertirse en una dictadura. No necesito poner ejemplos, todo mundo los conoce tanto en México como en otros muchos países.

Se puede o no estar de acuerdo con la CNTE y sus tácticas. El hecho es que, lejos de restar apoyos, los ha sumado y sus movimientos se han ampliado, incluso en el norte del país (n. de la e. ver: Nuevo León), donde se supone que los profesores tienen mejores condiciones que en Chiapas, Oaxaca o Guerrero.

El error de base está del lado del gobierno: de Peña o de su empleado Nuño (o de ambos). Este gobierno quiso imponer una reforma llamada educativa que, aunque fuera perfecta (que no lo es), no fue discutida con los directamente afectados: los profesores y los padres de los niños que reciben educación. Nuño dijo, y en su omnisciencia hizo todo lo posible para convencer a legisladores y jueces, pero no a los afectados. A éstos los ignoró y, como tampoco son arcángeles, los fustigó destacando sus puntos más débiles sin tomar en cuenta sus puntos más fuertes y sensatos, que también los tienen.

Lo que hizo Nuño, en política se llama maniobra (artimaña y engaño) y, en lugar de replantear su propuesta, castigó y agudizó las contradicciones; es decir, creó problemas y, como en un estriptís, fue quitándole al gobierno la ropa que cubría su aparente institucionalidad hasta dejar a la vista un cuerpo caricaturesco, que es el que todos vemos ahora incluso con pena ajena (no con lástima).

Osorio tuvo la posibilidad de negociar con los inconformes, pero Peña prefirió apoyar a Nuño y le ató las manos al confirmar que la reforma no estaría en el debate, esto es, que se aplicaría a como diera lugar. Así no podía haber diálogo posible, pues el punto central a debatir era y es precisamente la llamada reforma educativa y lo que de ella se deriva. Pensaron, ilusamente, que los inconformes de la CNTE doblarían las manos y agacharían la cabeza, y les resultó lo contrario, entre otras cosas porque no tienen miedo y porque saben que ahora todo mundo ve al gobierno tal cual es, tanto aquí como en el extranjero.

Impericia, es lo menos que puede decirse de los tecnócratas que gobiernan; de ahí su baja popularidad y su descrédito. Cualquier sociólogo, tal vez hasta del ITAM, pudo haberles dicho que los movimientos sociales son de poca duración si no están organizados, pero toca el caso que los de la CNTE sí lo están y que sus objetivos son, para ellos, muy claros. En lugar de entenderlo los han victimizado, y tampoco entendieron que las víctimas siempre tienen simpatías de quienes poco o nada tienen, es decir, de la mayoría de la población. El cristianismo, por ejemplo, no sería lo que es si su fundador y sus seguidores no hubieran sido víctimas. Así de fácil, pero hasta en esa materia son ignorantes, pues ni siquiera saben historia.

Ceder no es debilidad, es incluso astucia política si de lo que se trata es de gobernar y de revivir las instituciones republicanas, pocas veces tan cuestionadas como ahora. Es frase común decir que el horno no está para bollos, y hay razón en ello: la crisis que vive el país, tanto en lo político como en lo económico, no es de broma ni un problema estadístico. Es una realidad que puede explotar cuando todas sus víctimas sean conscientes de que, sin importar sus muy diversos orígenes (incluso en el extranjero), la crisis les depara un futuro no sólo incierto, sino cada vez peor.

rodriguezaraujo.unam.mx

3 comentarios:

  1. Me parecen muy importantes estas reflexiones. Es valioso estarlas leyendo y dialogar sobre ellas.

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  2. Me parecen muy importantes estas reflexiones. Es valioso estarlas leyendo y dialogar sobre ellas.

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