EL MAESTRO ENSEÑA, APRENDE,
DIALOGA Y CONVENCE CON LA PALABRA
DIALOGA Y CONVENCE CON LA PALABRA
15 de mayo
Hugo Aboites* La Jornada. Opinión, sábado 14 de mayo de 2016
El clima oficial
anteriormente existente en la celebración del 15 de mayo proclamaba a
los maestros como apóstoles de la enseñanza; pero hoy se les ha
convertido en sujetos de desconfianza y hasta de persecución
institucional, mediante una evaluación cuyo desenlace puede ser la
separación de la docencia o el despido. Eran antes considerados como una
presencia tangible en miles de comunidades del compromiso de Estado con
la educación para mejorar la suerte de las hijas e hijos de
asalariados, jornaleros, empleados, obreros, desempleados, trabajadoras
domésticas, pero ahora se les demanda que conviertan a los niños –en
palabras de la conducción empresarial que hoy priva en la educación– en
capital humano. De ser orgullosos estudiantes de una profesión de Estado, reconocida socialmente, los normalistas pueden ahora ser muertos por policías en una autopista a pleno sol de mediodía y 43 de ellos pueden ser desaparecidos violentamente sin que la SEP emita aún lo que debería ser una enérgica protesta y una reiterada exigencia de verdad y justicia. Hoy el Estado se encarga de convertir a maestros en criminales por la vía de acusar y encarcelar por razones claramente políticas, convertidos en rehenes para amedrentar y contener las protestas de los restantes.
También los maestros universitarios llegan a este 15 de mayo en
circunstancias mucho más agresivas y difíciles que las de hace apenas
unos años. Se enfrentan a una fuerte tendencia al recorte de los
presupuestos universitarios, incluso a retener lo que les pertenece, y
las consecuencias las pagan los estudiantes y los trabajadores
universitarios, especialmente los académicos. Desaparecen los sistemas
institucionales de pensiones, se generalizan las formas de trabajo
precario (profesores de asignatura, interinos, temporales), se
popularizan los enajenantes sistemas de estímulos, se mediatiza o se
vuelve inocua cualquier forma de democracia, se fortalecen las
burocracias y apenas hay ya recursos para la investigación y difusión, y
para nuevas plazas académicas. Al mismo tiempo, se establecen cada vez
más estrictos sistemas de control y supervisión de las instituciones y
de los maestros e investigadores. De ser entusiastas constructores de
instituciones, de innovadores programas de docencia e investigación (en
la UPN, la UAM, UAP, UAS, Veracruzana, Unison y muchas otras) las y los
profesores universitarios, como gremio nacional, está ahora desleído,
disperso, callado. Sus antiguas iniciativas creativas son sustituidas
hoy por programas verticales, burocráticos y enajenantes. Triunfó en
medida importante la modernización tecnoburocrática, pero las
consecuencias ahora están a la vista.
La posible salida de este marasmo ya no está en las nuevas
formulaciones de las viejas tesis de los 90 sobre la universidad del
siglo XXI, sino en los nuevos modelos que se construyen a partir de las
exigencias y demandas de quienes se rebelan contra décadas de
desmantelamiento de la educación pública mexicana. En estos años de
anquilosamiento para muchas instituciones y maestros, las grandes
propuestas están surgiendo de los movimientos de protesta y exigencia de
una nueva educación y una nueva sociedad. Cada movimiento social
encierra profundas lecciones para la educación, porque surgen del más
elemental motivo, la falta de alternativas y de la necesidad, por tanto,
de repensar al mundo de tal manera que se abran nuevas alternativas. La
CNTE ha demostrado –a un muy alto costo– por qué en 2013 era
indispensable para una buena educación el sostener un diálogo con los
educadores. Para impedir que la reforma se hundiera en un conflicto que
cada vez más no tiene salida. Las juntas del buen gobierno de las
comunidades zapatistas demostraron que con la autonomía, a pesar de los
recursos escasos, mucho puede lograrse en la educación. Las escuelas
altamiranistas de Guerrero, las integrales de Michoacán, el Proyecto de
Transformación de la Educación de Oaxaca, las de Chiapas están mostrando
que aún en las peores condiciones de hostigamiento oficial, político y
presupuestal los maestros pueden generar visiones, propuestas y
ejercicios concretos de una nueva educación. Los movimientos
universitarios (hoy emblemáticamente encabezados por el Politécnico)
refrendan a su vez la importancia de la autonomía, de la lejanía de la
injerencia gubernamental, y la necesidad de cambio de estructuras y
relaciones.
Toda esta creatividad que se cuela entre las grietas de una
estructura de modernización prematuramente envejecida, es una energía
enorme de transformación que se desperdicia. Una SEP e instituciones
universitarias abiertas, con estructuras capaces de reconocer y recoger
esas nuevas tendencias de cambio, traducirlas a propuestas concretas de
carreras, investigaciones, difusión de la cultura pero sobre todo a
estructuras de una modernidad distinta. Es decir, nuevas formas de
participación y comunicación; nuevas maneras de aprender y enseñar,
horizontales, pertinentes, liberadoras; estructuras distintas y
horizontales de gobierno; el surgimiento de nuevos roles hombre-mujer,
estudiante-maestro, gobernante-gobernado, estudiante-estudiante, y
también una relación distinta entre sistema educativo o institución y el
trabajador de la educación. Esto, que es lo moderno desde abajo, si se
le deja entrar a un sistema o una institución es capaz de provocar una
revolución pacífica y profunda. Generar una educación creativa, mucho
más noble y rica. Aún en medio de la protesta que hoy arranca, y que
anuncia la convergencia de estudiantes y maestros y, precisamente por
ella, este 15 de mayo puede ser radicalmente diferente para quienes ven
todo lo que está mal y debe cambiarse.
*Rector de la UACM
Carta a los maestros de México
Enrique Calderón Alzati. La Jornada. Opinión, sábado 14 de mayo de 2015
Queridos y admirables maestros de todo el país:
Después de mis padres y mis abuelos, pocos recuerdos me son tan
gratos de mis primeros años, como los que tengo de mis maestros de la
secundaria 3 Héroes de Chapultepec, así como de la Escuela Nacional
Preparatoria y de la Facultad de Ciencias de la UNAM; con el paso del
tiempo he podido comprender que los maestros son constructores de este
país maravilloso que es México, como mensajeros y representantes de los
gobiernos surgidos de la Revolución Mexicana, hoy olvidada en sus
principios y logros, como parte de la estrategia de mentiras y confusión
desarrollada por quienes han usurpado el poder mediante el engaño y
alteración de los resultados electorales, que representan la legítima
voluntad del pueblo de México.
Trabajando en las escuelas de todas las ciudades, así como en los
pueblos más pequeños del país, los maestros son representantes y
promotores de las acciones de los gobiernos revolucionarios, autoridades
reconocidas por el pueblo y ejemplos a seguir por niños y jóvenes.
Esto lo vieron y lo supieron los gobernantes de la nación, quienes
desde hace muchos años pensaron en el profesorado como un aliado natural
para la construcción de una nación, de la que todos pudiéramos
sentirnos orgullosos, y si bien no todo fue miel y flores, el país llegó
así a ser un ejemplo para las naciones, principalmente en Iberoamérica.
Fue así como maestros, al lado de ferrocarrileros y trabajadores de las
industrias petrolera y minera, se constituyeron en pilares del
desarrollo nacional. El sueño de que todos los mexicanos pudiesen
acceder a una primaria se hizo realidad en la década de 1970, gracias al
sacrificio de muchos hombres y mujeres que lo dejaron todo, para ir a
dar clases como maestros, en las escuelas más apartadas, en los
desiertos, las sierras y montañas del país, para dar cumplimiento al
mandato constitucional que establece el derecho a la educación básica
para todos los habitantes del México que se construía y que era nuestro,
siendo así como la Revolución mexicana cumplía con uno de sus ideales y
propósitos fundamentales.
Fueron gobernantes cortos de visión, quienes buscaron controlar a
diferentes sindicatos para utilizarlos en actividades políticas ajenas a
las suyas, mediante la corrupción de sus líderes. Luego nuevos
gobiernos de corte neoliberal, sirviendo a intereses extranjeros,
utilizaron a esos líderes para corromper a trabajadores, para
manipularlos y tener buenos pretextos para privatizar esos sectores
fundamentales de la economía y la vida nacional. Fue así como esos
gobiernos pudieron entregar paulatinamente los bienes de la nación,
incluyendo las redes telefónicas y telemáticas, las empresas
aeronáuticas, las concesiones mineras, la generación y distribución de
la electricidad y los yacimientos de gas y petróleo, junto con las
instalaciones industriales que el presidente Lázaro Cárdenas había
previamente rescatado para utilizarlos como instrumentos detonadores del
desarrollo nacional. Los niveles de depredación de esos recursos
constituyen hoy un agravio a la nación, cometido por anteriores
gobiernos de la República incluido el actual, que prometieron progreso,
bienestar y empleo a cambio de privatizaciones para despojar al país de
su patrimonio, dejando una estela de miseria, ignorancia, corrupción y
muerte, similar a la generada por el dictador Díaz en uno de los
periodos más oscuros de la historia.
Ahora, ese mismo gobierno con el apoyo de intereses reaccionarios,
incluidos los de las televisoras, han definido ya como su siguiente
objetivo la privatización de la educación, lo que conlleva
necesariamente la entrega misma del último reducto de soberanía
nacional. A esta nueva conspiración contra México, el actual gobierno ha
topado con una resistencia histórica, la del magisterio nacional en su
conjunto. Son ustedes, los maestros de primarias y secundarias del país,
que con las educadoras de jardines de niños, con los maestros de
bachillerato, de escuelas normales, de las universidades e instituciones
de educación superior están dando esta gran batalla contra la
imposición de un modelo diseñado por el poder financiero internacional,
sin interés ni compromiso alguno con la educación mexicana.
En tiempos recientes, el crecimiento del sistema educativo y
la descentralización de la administración de la educación generó graves
problemas que incidieron negativamente en la preparación y desempeño de
profesores y estudiantes, varias administraciones estatales vieron en
los recursos educativos un botín del cual servirse, el tráfico de plazas
por parte de líderes sindicales y funcionarios estatales se practicó
sin mesura, la compra de equipos para escuelas, lejos de ser proyectos
integrados a la educación, se convirtieron en negocios de gran magnitud
para autoridades y sindicato.
La llegada del presente gobierno ha representado la imposición de una
política ajena a los principios fundamentales de nuestra Constitución,
sin hacer nada sustantivo para mejorar la educación ni el desempeño
escolar, tal como se observa en los resultados de Planea 2015, que
reflejan un retroceso a los niveles de desempeño de 2009, publicados por
la propia Secretaría de Educación en su momento. En este lamentable
contexto, llama la atención positivamente el hecho de que Andrés Manuel
López Obrador haya decidido apoyar a los maestros, proponiendo una
alianza que permita hacer de ellos representantes populares, en los
Congresos estatales y en el Congreso de la República, sabiendo que nadie
mejor que los maestros para representar a las familias mexicanas, por
su conocimiento y cercanía al pueblo, reconociendo además a quienes
luchan hoy por restablecer el espíritu de la Constitución, manifestado
en su artículo 3º.
Se trata de una alianza para defender la educación pública y la
soberanía nacional que pueda establecerse entre maestros y la
organización política más importante del país, la cual excede con mucho
el ámbito electoral y puede ser el inicio de la primera gran lucha
social mexicana del siglo XXI para defender el futuro de la nación,
buscando que pueda extenderse a otros temas de interés nacional, como el
respeto a los derechos humanos y la lucha contra la corrupción que
priva en los más altos niveles del gobierno.
Termino este artículo señalando las serias deficiencias y errores
conceptuales del actual sistema educativo, sin que se vea interés alguno
por reconocerlos y superarlos por las autoridades, lo cual ha movido a
la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación a organizar en
todo el país, un Diálogo por la educación nacional para discutir y
concretar un proyecto que permita superar esos errores y deficiencias,
generando la respuesta que hoy requiere la nación.
No me queda duda de que este esfuerzo muestra con hechos que los
maestros vamos adelante del gobierno con este esfuerzo para ofrecer al
pueblo la educación que se necesita.
Facebook: Reflexiones en la educación.
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