sábado, 28 de mayo de 2016

MAESTROS PODEROSOS/1 A 5

EL MAESTRO ENSEÑA, APRENDE,  
DIALOGA Y CONVENCE CON LA PALABRA
Infancia y Sociedad
 Maestros poderosos (1)

Andrea Bárcena. La Jornada, sábado 25 de julio de 2015

¿Queremos ser muralla que proteja de las balas a los niños y a los maestros? Hoy defender y empoderar a los profesores es una de las acciones colectivas más inteligentes que puede emprender la sociedad civil. Porque pese a la campaña de desprestigio del magisterio, orquestada por el gobierno y Televisa, por su número y su historia los maestros constituyen en México el único ejército sin balas, capaz de formular la revolución que necesitamos para defendernos de gobiernos de sicópatas y piratas, que están destrozando el país. Una revolución educativa para la conciencia popular y la ética social.   

Los gobiernos que aman a sus pueblos ven en los docentes a sus aliados y no a sus enemigos. Si al gobierno mexicano le importara realmente la educación pública y quisiera mejorar su calidad, habría puesto al frente de la SEP a un hombre sabio, a un filósofo, a un poeta, a un ideólogo, como fueron José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet, Agustín Yáñez o más recientemente Jesús Reyes Heroles. Pero en vez de eso estamos padeciendo al frente de la SEP a un político tan insensato y feroz como obediente y cuadrado, incapaz de producir conceptos con pluma propia sobre qué se entiende por calidad educativa.
Si la gigantesca SEP funcionara, no habría necesidad de crear un costoso aparato aparte, como el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), con presupuesto en 2015 de mil 20 millones de pesos. Sabemos que la educación pública tiene baja calidad por razones que no derivan sólo de defectos y vicios del magisterio, inoculados y cultivados por gobiernos y algunos lacayos sindicales, sino por una escasa inversión directa en educación y la falta de un verdadero proyecto nacional comprometido con el desarrollo humano del pueblo.

Debemos defender al magisterio nacional. Que quede claro que ningún joven elige ser maestro para hacerse rico o poderoso. Hay en todo maestro un germen de humanismo y grandeza que urge poner a salvo y darle poder.

Hemos de evitar que, en medio del circo inmundo que ofrece el gobierno autista de Enrique Peña Nieto, se atomice a los maestros para intentar –seguramente sin éxito– convertirlos en agentes domesticados, al servicio de los intereses del capital y de las instituciones oligárquicas.

Urge reconocer y fortalecer la dignidad del magisterio nacional en beneficio de la sociedad. Nelson Mandela, quien hace unos días cumpliría 97 años, lo puso así: La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. No la dejemos en manos de quienes desprecian, corrompen y venden a México. (Próximamente: “Las enseñanzas de El Chapo Guzmán”).


Infancia y Sociedad

Maestros poderosos (2)



Andrea Bárcena. La Jornada, sábado 8 agosto 2015.

Con motivo de mi colaboración anterior (Maestros poderosos, 25 de julio), he recibido reflexiones de algunos maestros que me parece valioso compartir, ya que una evaluación del sistema educativo que de verdad tuviera como objetivo mejorar la educación pública debiera comenzar por escuchar a los profesores. 

Maestra R.C.: “… un proyecto educativo de verdad es lo que necesitamos y que tome en cuenta nuestras necesidades. Somos profesores que ganamos 3,500 pesos a la quincena. Hacemos trabajo extra en casa, como realización de informes que jamás nadie va a leer, pero que es requisito. Somos los que intentamos dar lo mejor a los hijos ajenos y damos las sobras a nuestros propios hijos, porque llegamos muy cansados a nuestros hogares... nos dan órdenes de aprobar a todos los alumnos aunque no hayan estudiado ni aprendido nada, porque a los directores también les exigen ‘calidad’, aunque sea de apariencia… aunque el maestro tenga, a veces, que dedicar una clase o dos, ya en secundaria, tan sólo para explicar cómo se acomodan los números para sumar correctamente.
“Es triste ver cómo los maestros terminamos siendo unos fracasados a ojos de la sociedad. Yo he pasado por un sicólogo porque me sentía mal al enterarme que mis alumnos a veces no han comido, que alguno está triste porque falleció alguno de sus padres, otro porque fue asaltado o golpeado a la entrada de la escuela. Está también el alumno que es obligado a estar en la casa y hacerse responsable de los hermanitos, o bien el que está preocupado porque esa tarde va a cometer un asalto con sus ‘amigos’ que tiene fuera de la escuela, o las nenas que ya están embarazadas porque tuvieron la libertad, el descuido e incluso el permiso irresponsable… He tenido chicos con cáncer que sólo están pensando en cuándo será su último día. Tengo apenas ocho años en la docencia y me siento tan inútil… en muchas ocasiones no sé cómo puedo explicar los modelos atómicos con todo lo anterior en las cabecitas de mis adolescentes. El problema no está, entonces, sólo en los maestros…”
Si de verdad se quiere mejorar la educación, hay que escuchar a los maestros y, con base en sus saberes y con su participación directa, renovar métodos y programas. Entender que la escuela ha de ser también un muro de contención para los menores en riesgo y asumir que la justicia social empieza con la educación pública, gratuita y obligatoria de calidad.

PS. Pesar por el asesinato del periodista Rubén Espinosa, Nadia Vera y sus acompañantes. Pesar por mi gran amigo Víctor Ariel Bárcenas, gran profesor y luchador sin igual. Pesar por las ausencias…

hypatia.alejandria18@gmail.com

Infancia y Sociedad

Maestros poderosos (3)

Andrea Bárcena. La Jornada. sábado 22 de agosto de 2015.

La escuela es de quien la trabaja. Los maestros son quienes mejor conocen los problemas y las posibilidades de la escuela pública. En medio de la tremenda crisis ética y amorosa que atravesamos, es prioridad social fortalecer a nuestro magisterio. Tenemos cientos de miles de educadores comprometidos con su razón de ser, dispuestos a defender sus aulas y derechos como trabajadores del mayor de los bienes del pueblo: la educación pública, gratuita y obligatoria.
La cultura de la corrupción, generada y alimentada en las cúpulas políticas, ha permeado a la sociedad. Su expresión más clara en el ámbito educativo es la imposición de burocracias de la SEP, para que los maestros no reprueben a ningún alumno. Se trata de una nefasta lección de doble moral y validación de apariencias dirigida a los mexicanos más jóvenes para que sepan vivir en el lenguaje de la ambigüedad, la trampa y el todo se vale. Una reforma verdadera tiene que incluir un replanteamiento ético y realizarse de la mano de los maestros, porque tienen el poder de educar, así como de influir de forma asombrosa en sus alumnos.
Conocí, por ejemplo, a una maestra que ya no sabía qué hacer con una niña mala que constantemente agredía a sus compañeros. La puso a cargo del botiquín: la niña se encargó de curar los raspones que se dan en los recreos. El cambio de actitudes fue total; se tornó solidaria y cariñosa con sus compañeros.
Está también el viejo experimento efecto Pigmalión, en el que se entregan a los maestros grupos formados por los peores y los mejores estudiantes, haciéndoles creer que tienen el grupo contrario al que en realidad se les asigna. Al final del curso los alumnos de más bajo rendimiento (los peores) mejoran en forma notable sus calificaciones, mientras los muy buenos bajan de rendimiento o se mantienen sin mejorías significativas, debido a las expectativas del profesor. Tal es el poder de los maestros.

Hoy que prácticamente toda la información está en Internet, una inteligente reforma educativa no necesita enciclopedias humanas, sino maestros que enseñen a razonar y argumentar, lúdicos y afectuosos; nuevos métodos y programas formulados por ellos, y mecanismos que impidan que nuestros niños trabajen o mendiguen, en lugar de ir a la escuela. Basta de hostigar a profesores y envenenar la instrucción pública en favor de intereses mezquinos: del oscuro sueño de privatizar y lucrar con la educación.

hypatia.alejandria18@gmail.com


Infancia y sociedad
Maestros poderosos (4)


Andrea Bárcena. La Jornada, 
sábado 14 de noviembre de 2015

Casi todas las mañanas veo desde mi balcón a los niños camino a la escuela: llevan en la espalda tremendas mochilas llenas de libros, como si tuvieran que aprenderlo todo de una vez. Es injustificable que en secundaria lleven hasta 12 materias en cada grado, porque pretender que los niños aprendan tanto en tan poco tiempo es la forma más segura de que no aprendan nada.
Los maestros son quienes mejor conocen el fracaso escolar; ellos saben mejor que nadie por qué los niños no aprenden fácilmente matemáticas o gramática. Por eso sería muy bueno que el titular de Educación se sentara a conversar con ellos y no con empresarios y gobernadores. Sería digno de encomio que el secretario Nuño dedicara tiempo a escuchar experiencias y propuestas pedagógicas del magisterio disidente –no del obediente– en vez de andar jugando al Tío Gamboín y tomarse deslucidas fotos en escuelas públicas preparadas como set de televisión.
Hasta hoy la SEP no ha explicado pedagógicamente su confusa reforma educativa. Si me la concediera, con gusto le haría una entrevista al secretario Aurelio Nuño para preguntarle: 1)¿Qué es para usted la calidad educativa? 2) ¿Cuáles fueron las investigaciones y diagnósticos que fundamentan la necesidad de una reforma? 3) ¿Cuál es el diseño pedagógico de la reforma?, ¿cuántos maestros y cuántos filósofos participaron en su hechura? 4) ¿Cuál es el perfil del maestro que propone la reforma educativa? 5) ¿Por qué no se pensó en primero dar capacitación y después evaluar a los maestros? 6) ¿No le parece que la detención de maestros disidentes como si fueran verdaderos delincuentes es, por decir lo menos, un desprestigio para la reforma y para la propia SEP? 7) ¿No cree que sería más digno, inteligente y exitoso defender la reforma con argumentos pedagógicos y filosóficos?
El modo en que se trata de reformar la educación equivale a derrumbar con explosiones un edificio, sin inventario ni planos de ingeniería para reconstruirlo.
“Yo no enseño a mis alumnos –aseguraba Einstein–, sólo les doy las condiciones en que pueden aprender.” Se refería, sin duda, a condiciones conceptuales y metodológicas. Pero además son condiciones básicas para el buen aprendizaje estar bien comido, en aulas sin hacinamiento y escuelas equipadas. En México hay recursos todavía para eso. Lo que falta son gobernantes con el mínimo compromiso intelectual, ético y amoroso con la infancia, la educación y el país.
(Nota al margen: el éxito del sistema educativo de Cuba es producto de una revolución: intransferible a un país donde manda el capital y gobiernan delincuentes).

Infancia y sociedad
Maestros poderosos (5) 


Andrea Bárcena. La Jornada, sábado 28 de mayo de 2016
Precisiones. La reforma educativa no existe: es sólo un nombre que disfraza la guerra contra los maestros para desmantelar el sistema educativo nacional y abrir las puertas de par en par a empresarios interesados en dirigir y hacer negocios con la educación.
Aurelio Nuño sólo está programado para el monólogo y no aceptará dialogar porque carece de conocimientos sobre educación; no tiene criterios propios; lo pusieron en el cargo, no para mejorar la educación, sino para bloquear y tratar de anular las fuerzas del magisterio insumiso. No fue puesto al frente de la SEP por ser creativo y brillante, sino por ser obediente y déspota. No está en libertad de tomar decisiones: sólo obedece fríamente órdenes (de arriba y de afuera).
Los maestros insumisos son, en cambio, una pequeña multitud de pueblo culto y organizado que, por eso mismo, se vuelve peligroso para los intereses del capital y sus lacayos hechos gobierno. Los privilegios de los maestros son la dignidad, la claridad, la valentía y la capacidad de formar seres humanos. Hoy el buen maestro es el que lucha por detener la destrucción de la escuela publica.
Los gobiernos que aman a sus pueblos ven en los maestros a sus aliados y no a sus enemigos. Pero el gobierno actual no ama al pueblo, las mujeres, los niños, los trabajadores ni a los jóvenes. El gobierno está despilfarrando el presupuesto de la educación en policías y en comprar periodistas de radio y televisión. A funcionarios como Nuño –y no a maestros– les importa proteger sus privilegios abusivos.
Apoyar y defender a los maestros es una de las acciones más inteligentes que podemos emprender como sociedad civil. Obreros, académicos, campesinos, estudiantes y mujeres debemos aglutinarnos en torno a la disidencia magisterial para detener las infames y criminales reformas del mal gobierno. A pesar de las costosas campañas de desprestigio, sabemos que ella constituye el único ejército sin balas, capaz de formular la revolución cultural y de conciencia popular que necesitamos para defendernos de los gobernantes cínicos que destrozan el país.
Son los maestros quienes mejor conocen los problemas y posibilidades de la escuela pública. Hay cientos de miles comprometidos, dispuestos a defender sus aulas y derechos como trabajadores de la educación pública, gratuita y obligatoria. ¡Vivan los maestros!

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