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El nuevo injerto educativo de mister Nuño
César Navarro*La Jornada. Opinión,miércoles 12 de abril de 2017
Debieron transcurrir
más de cuatro años, padecerse dos secretarios de Educación y
enfrentarse un conflicto magisterial de enormes dimensiones para que
final y tardíamente los conductores de la reforma educativa anunciaran
que ahora contaría con el componente pedagógico-curricular del que
careció desde su diseño e imposición, el cual ha sido presentado como el
Nuevo Modelo educativo nacional, punto culminante y más innovador de la
reforma educativa. Esta ruta de construcción (imposición) de la
reforma, desde sus orígenes representó una aberración y un
contrasentido, al priorizar la aprobación de normas constitucionales y
legales para disponer de instrumentos de coerción aplicados mediante
evaluaciones y sanciones laborales a los docentes con el intento de
someterlos a los dictados de la reforma. Con la emisión del rezagado
modelo se validan las críticas y cuestionamientos planteados muy
tempranamente por el magisterio opositor, académicos y analistas
educativos, al señalar que para los impulsores de la reforma lo que
menos había importado fueron la formulación de contenidos sobre
aprendizajes y estrategias de enseñanza; cuestiones básicas e
ineludibles en toda reforma educativa bien fundamentada y diseñada.
Bajo estas circunstancias la reforma nació con malformaciones
congénitas y pese a los intentos por recomponerla con parches e injertos
insustanciales ha preservado su naturaleza regresiva y su perfil
deforme, contrahecho y atentatorio de la escuela pública; es decir, no
tiene compostura ni remedio. Ello explica que en pleno declive y ocaso
del proyecto educativo sexenal y el innegable fracaso de la reforma por
la acción opositora magisterial, el gobierno federal y la autoridad
educativa hayan lanzado su novedoso modelo educativo: último y postrer
intento para revertir el masivo rechazo social y magisterial a la que
dicen ser la más trascendental de todas sus reformas.La más reciente mercancía educativa ha sido anunciada como portadora de los componentes más innovadores mediante los que finalmente daremos el ansiado y definitivo salto hacia piscina de la calidad educativa, donde nadaremos como campeones olímpicos. En el clímax de la autocomplacencia, Peña Nieto y su secretario de Educación la han calificado de la mayor revolución educativa en más de un siglo en nuestro país. Sin embargo, su modelo ha sido recibido con optimismo de muy pocos: los siempre leales y serviles dirigentes del SNTE, los intelectuales orgánicos de la SEP y de los medios monopolizados; los funcionarios asalariados de la SEP, así como los asistentes
convocadospara emocionarse y aplaudir los magistrales y enternecedores discursos del titular de esa secretaría.
El multicitado modelo ha quedado plasmado hasta ahora en una extensa presentación que prefigura futuros temas y contenidos que éste desarrollará, así como metas y objetivos que se propone alcanzar más adelante, igualmente anuncia el proceso construcción y transición curricular de la educación básica y media superior y una nueva generación de materiales educativos y libros de texto para ambos subsistemas. El eslogan más divulgado y representativo y al parecer de vanguardia dentro el modelo es el que anuncia que partir de su aplicación los alumnos en la escuela prioritariamente
aprenderán a aprender. Ésta, que es presentada como novedad pedagógica, no es tal; parten del supuesto que los maestros y la comunidad educativa no tienen antecedentes de conocimiento y nociones sobre de esta propuesta ya existente dentro de las ciencias de la educación desde hace tiempo. Existe igualmente otro nutrido cúmulo de
innovacionesque el modelo ofrece, entre otras: flexibilidad y autonomía curricular y de gestión en la escuela; más espacios de libertad para las comunidades educativas; sin embargo, la mayoría de estas
bondadesinscritas en el discurso, están en contradicción y resultan inviables en los hechos, ante las medidas de contención y control impuestas a las comunidades escolares por la propia reforma educativa.
Hay muchas otras cuestiones a discutir sobre el modelo y
seguramente el debate se extenderá por más tiempo y habrá otras
oportunidades para continuarlo. Sin embargo, no quiero dejar de lado una
de las metas planteadas como centrales del modelo y que más ha
propalado y reivindicado el secretario Nuño como un futuro logro del
modelo. Sostiene que para a la puesta en marcha del programa curricular
del nuevo modelo en 2018 el inglés será obligatorio en todo el país y en
todos los niveles educativos que comprende este modelo: la aspiración
de mister Nuño es que en un tiempo no distante se enseñe y
aprenda en inglés y español y el sistema educativo mexicano sea un
sistema plenamente bilingüe. ¿Estaremos l@s profesor@es de la escuela
pública fatalmente destinados convertirnos en misses y teachers? ¿Pretenden que seamos portadores de la anexión cultural bajo el discurso de la globalidad modernizadora?
Mister Nuño, durante su activa promoción del modelo, no ha
dudado en llevarlo al campo de la disputa electoral y alertado sobre el
riesgo de que éste sea
borradopor un precandidato presidencial que no se atreve a nombrar. Implícitamente ha llamado a votar por su decrépito partido para garantizar la permanencia de la reforma y su modelo. No puedo asegurar que el precandidato no nombrado vaya a convertirse en el ángel vengador y exterminador de la reforma, pero de lo que sí tengo mucho más certidumbre es de que la reforma será finalmente derrotada por la resistencia y la lucha magisterial.
* Investigador del Instituto Mora
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