miércoles, 12 de abril de 2017

FALLECIÓ MARGARITA ISABEL, ACTRIZ "COMPROMETIDA Y DE IZQUIERDA"

EL MAESTRO ENSEÑA, APRENDE, 
DIALOGA Y CONVENCE CON LA PALABRA

Responso por Margarita Isabel
Elena Poniatowska. La Jornada. Opinión, 19 de abril de 2017
A finales de 1968, María Alicia Martínez Medrano –creadora del maravilloso Teatro Campesino iniciado en Yucatán y continuado en Tabasco por Julieta y Enrique González Pedrero– me presentó a la actriz Margarita Isabel. Vivíamos la tragedia del 68 y el encarcelamiento de los estudiantes y empecé a recoger testimonios para el libro que habría de convertirse en La noche de Tlatelolco. Escucharla dentro de la negrura de esos días fue ver entrar de pronto un rayo de sol por la ventana.
Contaba un sinfín de anécdotas chuscas y alegres, su sentido del humor chisporroteaba en cada parlamento, metía a ocho estudiantes en un vochito, les salvaba la vida y no entendías cómo lo había logrado; la policía siempre andaba tras de ella y nunca los atrapaba, los granaderos igual. Margarita era una maga. Muy bonita y ocurrente distraía a todos y ponía a cada quien en su lugar. Ella también, a lo largo de su vida se puso en un lugar único: el de la solidaridad, el del amor a la vida, el de la amistad, el de la buena actuación.
Mujer de izquierda, Margarita Isabel demostró su capacidad de lucha en agosto y septiembre de 1968 y se volvió experta en mítines relámpago en los mercados y en las esquinas de las calles del Centro; le dio felicidad y creatividad al movimiento con sus improvisaciones y logró no sólo que brigadas enteras de chavos emocionados cupieran en su coche, sino en la punta de su lengua, ya que en los mercados tenía el don de reunir a los vendedores y a la policía en torno a la gracia de su figura y su oratoria. Nadie sabía hablar en público como Margarita Isabel. Convincente a morir, la seguían como habrían de seguirla sus fans a lo largo de su vida.
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Margarita Isabel (1943-2017), quien se puso en un lugar único: el de la solidaridad, el del amor a la vida, el de la amistad, el de la buena actuaciónFoto Notimex.
 
Actriz, periodista, locutora, maestra y directora de actuación, premiada con la Diosa de Plata y el Ariel, máximos galardones del cine mexicano, actuó en más de 30 cintas: Danzón (1991), Como agua para chocolate (1992), Mujeres insumisas (1995). María Rojo, en una entrevista de Palabras cruzadas (ERA, 2013) dijo que no había mejor compañera de trabajo. Margarita Isabel y María Rojo poco tenían que ver con sus inabordables antecesoras. Insumisas, alivianadas, combativas, leales a sí mismas, no se autoflagelaron y abrazaron a México tanto en sus tragedias como en sus buenos momentos.
En el teatro, Margarita Isabel hizo Sueño de una noche de verano (1969), Fuenteovejuna (1974), Las paredes oyen (1973) y Ana Karenina (1978), entre otras, y dirigió La noche de Epifanía, de 1993 a 2000. En La Jornada declaró en septiembre de 2003: “…cuando actúas sabes quién eres, cuáles son tus necesidades, tus miedos, tus vicios y tus virtudes…” Resulta difícil imaginarla insegura, porque durante el crucial 68 fue un faro de luz.
Egresada de la escuela de Seki Sano –quien la consideró la mejor actriz de su generación– actuó con Alfonso Arau, Arturo Ripstein, Jaime Humberto Hermosillo, Guillermo del Toro, Héctor Mendoza, José Solé, Soledad Ruiz y enseñó con una bella sonrisa que la función debe continuar –sentencia de vida que heredó al notable Mario Iván Martínez, su hijo.

No sé cómo soy, pero sé qué es ser mujer en una sociedad machista, dijo a La Jornada en 2003
Falleció Margarita Isabel, actriz comprometida y de izquierda
Murió de enfisema a los 75 años
Actuó en más de 30 películas, e hizo teatro, radio y televisión
Participó de manera activa en el movimiento estudiantil de 1968
La democracia sólo sirve para que en las próximas elecciones gane el que tenga más dinero, consideraba
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Margarita Isabel comenzó su carrera en el cine a finales de los años 60. En la imagen, junto a su hijo, el también actor, Mario Iván MartínezFoto Notimex.
 
Carlos Paul.Periódico La Jornada. Martes 11 de abril de 2017, p. 9
La reconocida actriz de teatro, cine y televisión, Margarita Isabel (Ciudad de México, 1943), falleció el domingo pasado a los 75 años en Cuernavaca, debido a un efisema que le provocó complicaciones respiratorias.

Margarita Isabel también se desempeñó como activista social, periodista, maestra y directora escénica. Se consideraba a sí misma como una mujer comprometida y de izquierda.

Participó de manera activa en el movimiento estudiantil de 1968. Su testimonio sobre los trágicos sucesos del 2 de octubre son parte del libro La noche de Tlatelolco, escrito por Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2014.

“No sé cómo soy, no me entiendo, pero sé qué es ser mujer en una sociedad machista y patriarcal, en la que una pertenece a todos menos a una misma. Por eso tal vez muchos somos actores y actrices: cuando actúas sabes quién eres, cuáles son tus necesidades, tus miedos, tus vicios de conducta y tus virtudes; adquieres seguridad para interpretar, para pararte en el escenario, pero luego vuelves a ser un ser inseguro, porque no sabes qué ni quién eres.

Todo me da inseguridad... la gente. No parece, ¿verdad? Soy muy confiada, creo en las personas, hasta que me traicionan. No practico ninguna religión; creo en el ser humano, respondió la actriz en una entrevista realizada por este diario (La Jornada, 20-VIII-2003), en la que evocó su juventud y sus primeros estudios teatrales, su pensamiento feminista y su compromiso político-social.

Ser feminista sin saber

“Me encantaría renacer, pero con la experiencia de ahora. Tuve una infancia muy triste y una adolescencia encerrada en un convento; mi mamá me metió al Instituto Social Femenino de Puebla. Quería ser monja y consagrarme a Dios, pero en el convento me decepcionaron. Ya desde entonces era feminista sin saberlo. Les molestaba mucho que cuestionara por qué las mujeres no podíamos ser sacerdotisas en la Iglesia católica, o por qué no se podían casar los sacerdotes ni las monjas. A casi todo respondían que era dogma. Las interrogaba hasta que les llegaba a la tablita de los merengues, las tenía hartas.

No tuve una juventud libre porque me casé cuando salí del convento, a los 18 años.

En la academia de Seki Sano, quien la calificó como mejor actriz de su generación, conoció al papá de sus hijos, Mario Iván Martínez Ortega, de quien se divorció para ser actriz, porque él nunca estuvo de acuerdo.

Entre sus maestros reconoce a José Solé, Héctor Mendoza, Soledad Ruiz y el propio Seki Sano.

Respecto de su compromiso político y social respondió entonces: “Las circunstancias me fueron empujando. Antes de 68 creía que en México todos éramos muy felices, que todo estaba muy bien, aunque cuando me casé ya me había despertado cierta inquietud lo que escuchaba de mi marido, quien oía en onda corta los discursos de Fidel Castro. Pero realmente cuando me empezó a caer el veinte de la realidad de mi país fue cuando vivimos el 68.

Que PRI y PAN se unan, mi mayor temor

“Estaba convencida de que el que ostenta el poder no lo va a ceder por las buenas. Muchos jóvenes de esa época, al ver la reacción brutal e intransigente del gobierno, llegamos a pensar que lo único que quedaba era la revolución, la lucha armada, la guerrilla.
“En 1968 nos detuvieron varias veces por repartir volantes y hacer pintas; teníamos nuestra célula y nos sentíamos orgullosas. Éramos chavas de teatro, como Ana Ofelia Murguía, Félida Medina y María Alicia Martínez Medrano, entre otras.
“No creo en la democracia como es ahora; para lo único que sirve es para que en las próximas elecciones gane el que tenga más dinero, pues comprará buena mercadotecnia. Me ofende el gasto multimillonario en las campañas. Es una inmoralidad lo que ganan los secretarios de Estado o algunos presidentes municipales.
“Lo que más miedo me da es que prevalezcan las injusticias brutales en mi país y que la izquierda no pueda crecer lo suficiente para cambiar las cosas. Todos los días que leo La Jornada me da miedo pensar que se van a unir PRI y PAN, y que van a privatizar Pemex, y eso me preocupa más que cualquier cosa que pueda pasar en mi vida personal.”
En los años 70, Margarita Isabel fue locutora y productora; condujo el programa Ellas en el Mundo, en el entonces Canal 13.
Los últimos 10 años estuvo retirada de la vida artística en su casa de Cuernavaca, Morelos, donde se refugió y se dedicó a la escritura, la jardinería y como productora en algunos proyectos con su hijo, Mario Iván Martínez.
Debutó con el personaje de Titania en la obra Sueño de una noche de verano, de William Shakesperare, con la dirección de José Solé (1929-2017).
Margarita Isabel comenzó su carrera en el cine a finales de los años 60, y consolidó su trayectoria en las décadas posteriores.
Entre las más de 30 cintas en las que participó están Los recuerdos del provenir (1969), Los meses y los días (1973), La otra virginidad (1975), María de mi corazón (1973), Danzón (1991), Como agua para chocolate (1992), Cronos (1993), Dos crímenes (1995), Mujeres insumisas (1995), ¡Que vivan los muertos! (1998), La hija del caníbal (2003) y Dame tu cuerpo (2003), entre otras.
Para la pantalla grande trabajó bajo la dirección de realizadores como Arturo Ripstein, Jaime Humberto Hermosillo, Alfonso Arau, Guillermo del Toro, Antonio Serrano y Roberto Sneider.
En cine fue distinguida en varias ocasiones con los premios Ariel y Diosa de Plata.
Participó en distintas y exitosas series televisivas, puestas en escena y telenovelas. Margarita Isabel fue pareja durante una década del actor Armando Palomo, quien ahora es Libertad.
En las redes sociales, colegas, amigos y familiares despidieron a la reconocida actriz mexicana con mensajes de afecto y cariño.


Como parte de su legado literario, aquí se transcribe su DECÁLOGO DE LA MUJER FELIZ (que se difunde entre l@s alumn@s de prepa5-unam cada 8 de marzo). MUCHA LUZ PARA TI, MARGARITA ISABEL. Te quedas en mi corazón...Atte: Javier Villegas, ya te comienzo a extrañar.
A las mujeres que dan luz a la vida,

 al amor...al mundo.  

Hacedoras de luz, dadoras de la vida, hacedoras de hijos, de crianzas, de alimentos, de trapeadas, sacudidas a la casa y a veces a nosotras mismas. Creadoras de la luz que hace tibia la vida, trabajadoras dentro y fuera del hogar, dos jornadas, sólo un sueldo que no acaba de alcanzar.

Luz que nuestros dioses crean y que ustedes ofrendan a nuestro pueblo, 

Mujeres trabajadoras, mujeres-hormigas. Mujeres-palomas, mujeres-abejas que trabajan sin descanso no para otros panales, sino para los nuestros, iluminando las tareas de nuestros hijos, iluminando sus mentes, iluminando el camino de tierra de nuestras campesinas, iluminando a media luz el amor de nuestros hombres.

Porque ustedes hacen el sol de noche, estamos con ustedes y estaremos peleando por nuestra luz como hace miles de años peleaban las tribus contra quienes querían robarles el fuego.

Y arderá el fuego antes que permitir que nos roben lo poco que nos dejaron las tribus salvajes que nos dominaron y dominan ahora y quieren vender lo que no es suyo.

Hermanas luciérnagas, las saludan por mi conducto, las mujeres-búhos, las que trabajamos en escenarios iluminados por vosotras. Levantaremos, vuelos, voces, luces para seguir viviendo en un mundo sin sombras, iluminadas por su ejemplo, por su trabajo de magas, hacedoras del fuego que no quema y sí ilumina lo suficiente como para ver que si nos roban la luz nos roban la vida.



Margarita Isabel



Pd. Y para que con la luz de la noche, cómplice de complots femeninos, pensemos en nuestro derecho a vivir con alegría, les envío con todo mi amor y solidaridad el decálogo de la mujer feliz.

Decálogo  de la mujer feliz



1. Amarás a tu prójimo, pero antes y primero que a nadie te amarás a ti misma.

2. No te culparás en vano.

3. Disfrutarás todas y cada una de tus actividades.

4. No serás la carcelera de tus hijas, hermanas, amigas, compañeras, ni fomentarás el machismo en tus hijos, hermanos, amigos, compañeros.

5. No mentirás... respecto a quién eres, serás siempre fiel a tus deseos, a tus pasiones y tus principios.

6. No matarás... tu deseo de amar y ser amada.

7. No fornicarás con quien no quieres, lo harás sólo con quien deseas.

8. No permitirás que nunca nadie te trate mal, ni tratarás nunca mal a nadie.

9. No desearás al hombre de tu amiga, recuerda que cualquier mujer en el mundo puede ser tu amiga.

10. No desperdiciarás tu vida, la disfrutarás minuto a minuto.

Epílogo

Amarás a tu hombre, pero no confiarás en ninguno. Recuerda que no todos los hombres son iguales, hay otros peores... o mejores.

Margarita Isabel. La Jornada. El Correo Ilustrado. México D.F. Sábado 8 de marzo de 2003.



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